Lágrimas

No todo ha de ser Llanto por Sánchez Mejías o por los jandillas putrefactos; se puede llorar por cosas de no menor importancia: por la tetas de Angelina Jolie que ha decidido cortárselas como medida profiláctica anticancerígena. Muchos han llorado porque consideran sus tetas patrimonio de la humanidad, pero nos queda el júbilo de su inmunidad ante el cáncer. Más hubiéramos llorado por Sharon Stone, convencida de que los toros son poesía pura.

Vino, sexo y toros es la trinidad existencial y artística de Belloti, en la sala Antonio ChenelAntoñete. Si mi amiga Lola Sacristán, que pasaba de Yeserías a Las Ventas con absoluta naturalidad, hubiera hecho lo de Angelina, hoy la tendríamos en la plaza para vilipendiar a los jandillas, pura basura y escombros; y jalear un detalle de Finito de Córdoba o una media verónica de Morante de la Puebla; ahí sí salió el ole venteño; y con ella Manolo López del Comité Central del PCE y de Curro Vázquez.

Fascinado por una mujer que se parecía a Angelina me quedé en «el tendido de los sastres», explicándole la cosa por la onda sonora de los tendidos: esos oles no son para Morante, tan hondos como las broncas; son para Finito, respeto a una vieja gloria, y Miguel ÁngelPerera, maduro y a favor de plaza. La mujer, callada, misteriosa. ¿Realidad o sueño?; media verónica de Morante de la Puebla.